jueves, 21 de junio de 2012




DIOS ES EL GRANDE, TODA GLORIA SEA A DIOS
Les aseguro que entre los mortales no se ha levantado nadie más grande que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él. Mateo 11:11

Los tamaños varían conforme el grado de compromiso…
Una persona es enorme para uno, cuando habla de lo que leyó y vivió, cuando trata con cariño y respeto, cuando mira a los ojos y sonríe inocente.
Es pequeña cuando solo piensa en si misma, cuando se comporta de una manera poco gentil, cuando fracasa justamente en el momento en que tendría que demostrar lo que hay de más importante entre dos personas: la amistad, el cariño, el respeto, el celo y asimismo el amor.
Una persona es gigante cuando se interesa por tu vida, cuando busca alternativas para tu crecimiento, cuando sueña junto contigo.
Una persona es grande cuando perdona, cuando comprende, cuando se coloca en el lugar del otro, cuando obra, no de acuerdo con lo que esperan de ella, pero de acuerdo con lo que espera de sí misma.
Una persona es pequeña cuando se deja regir por comportamientos clichés. Una misma persona puede aparentar grandeza o pequeñez
dentro de una relación, puede crecer o disminuir en un espacio de pocas semanas.
Una decepción puede disminuir el tamaño de un amor que parecía ser grande. Una ausencia puede aumentar el tamaño de un amor que parecía ser ínfimo.
Es difícil convivir con esta elasticidad: las personas se agigantan y se encogen a nuestros ojos. Nuestro juicio es hecho, no a través de centímetros y metros, sino de acciones y reacciones, de expectativas y frustraciones.
Una persona es única al extender la mano, y al recogerla inesperadamente, se torna otra. El egoísmo unifica a los insignificantes. No es la altura, ni el peso, ni los músculos que tornan a una persona grande… es su sensibilidad, sin tamaño.
Willian Shakespeare

sábado, 21 de abril de 2012




Sempre está contigo (Isaías 41:10)

“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10).

TRANSFORMADOS POR SU VERDAD

 “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” Juan8,31-32.

Como seres humanos siempre andamos en búsqueda de una verdad que nos ilumine y nos transforme. La Palabra de Dios es esa verdad (Juan 17:17) que tiene el poder para transformar nuestra vida en una vida abundante.

Además de reconocer que la Palabra de Dios es la verdad, necesitamos entonces dar otro paso muy importante que es conocer más de la Palabra de Dios y atesorarla. La Biblia es una verdad, pero la tenemos que apropiar para que tenga efecto. 

Jesús les dijo una vez a los creyentes: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” Juan8,31-32. Lo que nos marca como discípulos de Jesucristo es que permanecemos en su Palabra, que creemos en ella, pero que también la atesoramos en nuestro corazón y en nuestros pensamientos y que vivimos de acuerdo a ella. 

Esta permanencia nos lleva a conocer la verdad y la verdad nos lleva hacia la libertad.¿De qué nos libera la Palabra de Dios? Nos libera de la ignorancia espiritual, de andar en oscuridad, nos libera para que no actuemos como el mundo actúa y nos lleva a actuar como Dios lo haría. Nos libera de pensamientos negativos que perjudican nuestra vida entera. Nos libera y por ende nos transforma nuestra manera de ver la vida, nos lleva a ser cada vez más como Cristo

Por:  Alexandra González

jueves, 19 de abril de 2012

2. de Pedro 1.3-7 nos ayudará a evaluar, es como una regla divina, para ver cómo nos va en este peregrinaje como ciudadanos de una patria mejor: 


“Esfuércense por añadir a su fe, virtud; a su virtud, entendimiento; al entendimiento; dominio propio; al dominio propio, constancia, a la constancia, devoción a Dios; a la devoción a Dios, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor” y como resultado de lo anterior, nos dice el apóstol: “Porque estas cualidades, si abundan en ustedes, les harán crecer… y evitaran que sean inútiles e improductivos” v.8. Recuerden esta palabra apostólica: “Esfuércense”.........................................
Y el Espíritu Santo hará el resto.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Con Dios voy en la dirección correcta


(Salmo 25:9)

Se cuenta de una mujer que se ganaba la vida como vendedora ambulante. Todos los días, cuando llegaba a un cruce, lanzaba un palo al aire. Ahí donde indicaba la punta del palo al caer, allí se dirigía. 


Un día un hombre la estaba observando lanzar el palo al aire: una, dos, tres veces. Entonces le preguntó:  ¿Por qué hace eso?’ Ella contestó: "Con este palo dejo que Dios me muestre qué dirección tomar." 


Mirándola con curiosidad, el hombre insistió: ‘Pero ¿por qué lo ha lanzado tres veces?’ A lo que ella replicó: ‘¡Porque las dos primeras me indicó la dirección equivocada!’ ¿Te suena? Cuando no te gusta la dirección que Dios te ha marcado, ¿oras esperando que cambie de opinión y te diga lo que quieres oír? Si es así, no has intercambiado nunca su voluntad por la Suya.


Jesús dijo: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos…” (Juan 15:5). 
Sólo llevarás fruto si permaneces “conectado” a Cristo. Como la sabia fluye desde la cepa de la vid hasta los pámpanos, así fluye su poder hacia ti y a través de ti, para luego incidir en otras áreas de tu vida. Decía el salmista: Dios guiará a los humilde para que hagan lo correcto; les enseña su camino” (Salmo 25:9 Nueva Traducción Viviente). 

Dios te revelará lo que es “correcto” si lo buscas a Él. En realidad, sólo hay dos formas de hacer las cosas: la tuya y la Suya. Si estás harto de hacer las cosas a tu manera, arrodíllate y pídele al Señor que te muestre cómo hacerlas según su voluntad.